lunes, 28 de julio de 2008

Tardes ligeras, de esas que se cuelgan de los párpados de los distantes, como tú, como yo, como todo este ejército de hormigas obreras que no paran de lacerar hojas... Úlceras, llagas, escozor de miradas que indiscretas viajan por las costuras de la ropa, que siguen líneas imaginarias a donde saben que alguna vez los escozores ajenos se posaron alguna vez.

23 minutos sin respirar, 23 años sin vivir.

Un minuto más para alcanzarte a la distancia. La ligereza radica en la distancia. La palabra se vuelve roca, se vuelve roca lejana, avanza por el cielo, se come el anaranjado del sol, lo vomita, lo regresa a sus adentros.

La palabra regresa a mis oídos, vuelve en forma de eco.

El sol regresa a mi piel. Envuelve mis propias palabras. Me convierte en roca y me devuelve el naranja que alguna vez tomó prestado de mí. La ligereza... la liviandad... las palabras se me desordenan en este caminar de verdores carcomidos.

las palabras se me desenredan en este caminar de verdes carcomidos.

domingo, 20 de julio de 2008

And I ran!

Últimamente me he vuelto huidiza.

Me sudan las manos, me tiemblan las piernas, mirada perdida.

Me la paso corriendo, ya no estoy en donde parezco estar.

No porque no esté conciente de mi presencia, es que es precisamente eso lo que me hace correr. Quisiera correr a través del tiempo, de la gente, de las situaciones. Sobre todo, a través de la gente.

Ahora soy como una ostra, una abierta, pero que no deja de serlo.

Caras, voces, presencias, ideas, existencias, todo es como una bocanada de humo que irrita los ojos.

Y ahora mismo tengo los ojos enrojecidos.


...

miércoles, 16 de julio de 2008

No, hoy no.

Hoy no me veas, no te atrevas a sonreírme.

Voy a pararme aquí, justo a un lado de mi ventana a esperar.

Voy a esperar a que el tiempo decida poner fin a los procesos, a que la estructura vuelva a ser la que alguna vez conocí.

Pero no me veas.

Cierra los ojos si es necesario...

lunes, 7 de julio de 2008

De café, colores e inflexiones matinales.

Desde siempre he ligado la infancia con la pureza, la belleza, no sé, tal vez sea una cuestión de experiencia personal, sentir que esa etapa de la vida trae consigo los momentos más inocentes, de más certeza y esperanza.

Siempre ha sido así, el olor de café matinal, el sonido del trabajo en la cocina, los noticieros que nunca terminaba de ver porque se me hacía tarde para llegar a la escuela…sí, desde entonces llegaba tarde…las charlas en el comedor con mi abuela, los cariños de mis tías…

A veces, cuando me tomo una taza de café, por un instante, puedo sentir el calor en el cuerpo, ese calor que sólo se puede sentir por dentro, el calor del café que baja por mi garganta hacia el estómago, el calor de sentir que los recuerdos me cobijan en cada sorbo.

Ahora también tú estás ligado al café, formas parte del sabor que me queda en la boca; a la masa de recuerdos que conlleva (y que se contrae y se expande con el menor estímulo) ese brebaje en mi imaginario colectivo, se ha sumado toda una nueva cromación de imágenes en colores cálidos: entre el amarillo y el rojo estás tú, con una taza de café en la mano y un cigarro a medio terminar en la otra.

=)

jueves, 3 de julio de 2008

Chaquetas mentales IV

-"Mira papá, mira, ahí viene otra!!!



El hombre reía, en parte por el estado de ebriedad tan avanzado, en parte porque le causaba gracia el infantil entusiasmo de su hijo, un extraño sentimiento de orgullo era lo que preponderaba en su cabeza alcohólica. La mujer lloraba en voz baja, pensando en las lágrimas que derramaría en años venideros.



Mientras tanto, Ella pasaba por la acera como tantas otras personas lo hicieran antes, con prisa y con la cabeza baja.



Por un momento la mirada de Ella, del hombre y de la mujer se cruzaron. El niño seguía tirando de la camisa del hombre.


Ella caminó otros cinco metros antes de mirar hacia atrás; de pronto, un brillo metálico, pestañeo, vista al frente, explosión, piensa "corre!", calor en el pecho y tres gritos: el de horror de la mujer, el de sorpresa de Ella y el del júbilo infantil.