martes, 16 de noviembre de 2010

Ya no quiero cambiar

Ya me cansé de revolotear tanto el agua de esta botella; mejoraré, sí, algún día, cuando la mejora llegue solita, a la cabezota mía, así como ya me ha pasado algunas ocasiones.

Dejaré de atormentarme por lo que soy, lo que no soy, lo que no fui, lo que no hago, y por lo que he hecho. La viejita interna que cada día sale más a mi superficie algún día acariciará mi cabello oscuro, que se irá adentrando con el paso del tiempo para darle espacio a sus canas. Me dirá Hiciste bien, eras joven, viviste dentro de tus posibilidades, etc., etc., me repetirá todas esas frases que sólo los viejitos son capaces de pronunciar, ésas que te hacen sentir la calma de la que se adolece en la vida y que sólo llega al final de ésta.

Y un buen día, cerraré los ojos. Y si tengo suerte, tal vez una sonrisa final compense el llanto con el que me inauguré como ser viviente.

Mientras tanto, voy a vivir simplemente.

Alimentaré los recuerdos que ella tejerá en su mecedora.

Pensaré en ella, pero sobre todo, en mí.