sábado, 29 de marzo de 2008

De recuentos y recuerdos

...han acabado las vacaciones.

Y lo único que han dejado detrás de ellas ha sido el rastro de un montón de colores en el piso de la casa donde crecí. El olor a café en las mañanas de la casa de mi abuela, las imágenes en mi memoria de la caña sembrada que corren frente a mis ojos a la velocidad de un coche gris, el sonido de los videojuegos, el griterío de los estudiantes de secundaria, el pronóstico del tiempo a la hora de la cena, mi abuela, mi habitación, mi edredón blanco y mis árboles. Las charlas nocturnas con mi papá, el aire cálido en la piel. El cadáver de mi árbol de mango, las flores en el jarrón donde se sirvió el vino en la boda de mis abuelos, las risas socarronas de mis primos, la humedad en el patio de mi casa, las tejas, los cimientos, los sentimientos y las lámparas. Las miradas perdidas, las miradas de extrañeza.

Saldo rojo: algo ha muerto. Algo se ha ido con todos los muertos que alguna vez capturé con los ojos.

"Es el ciclo de la vida" me digo, algo muere para que algo más viva.

Los que se han ido y los que vendrán, los que ya están aquí. Los árboles genealógicos que se modifican, crecen y marchitan, las estampas pegadas en la cabecera de mi cama, mi uniforme de la primaria, mis amigos de entonces. Los sueños estrafalarios, las noches calurosas, las luces encendidas, las luces apagadas.

La vida de los demás. La vida mía. La vida misma.

3 comentarios:

José Pulido dijo...

Bueno bueno que si no te escribo tu no me escribes. Si este es un grito para que me leas, jejejejeje me siento solito nadie me le jejejejejeje

J E Meneses dijo...

me he vuelto a poner mi ropa, me desagrada aún más. me la quito y me la pongo, me derrito y me reintegro. las impresiones siempre son menos lucidas que el poema que recitamos, el dia nunca termina para los que dormimos despiertos, siempre decidimos actuar ya cuando todo está perdido, pero leyendo este fragmento indefinido de tu voz encuentro vestigios, encuentro un poco de eso a lo que suelen llamar esperanza

Mabel dijo...

Llegué a leerte como siempre, y terminé con la más pura intención de hacerte un comentario.
Y me encuentro con que mis dedos no resbalan por el teclado para formar palabras dignas de tus memorias.
¿Qué puedo hacer?
Lo siento.
Como siempre, es un placer.
Un abrazo