sábado, 27 de septiembre de 2008

Trazos

Si algo he hecho bien a lo largo de mi vida es dibujar.

Millones de líneas han salido de mis yemas, de las plantas de los pies, de los labios... La trayectoria de las miradas se torna de diferente coloración con el destino para el que nacieron.

Las líneas que he dibujado en mis andares, cuántas veces la visibilidad ha obstaculizado que mis dedos sean admitidos como aquel instrumento que disectó cuerpos (mi propio cuerpo es el lienzo del ocio), caras, fotografías, canciones. Pero, ¿se puede cortar en fragmentos el sonido? Sí, pequeñas piezas de bandoneón, pedazos de guitarra, un soplo de viento, caen todos de mi garganta adolorida de tanto hablar; se me desenvuelven por la caída del cuello, bajan por enmedio de los senos, se revuelven en la cintura mía disectada y se prenden de ella, dejando por su paso pincelazos de mar.

La misma música, la misma sensación. Fotografías. Mírame, subrayado con carmín.

Sigo dibujando. Los dedos siguen triangulando sobre el teclado. Los pies siguen arrastrando caleidoscopios. Sigo dibujando porque es lo que mejor sé hacer.


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