lunes, 17 de marzo de 2008

"Sí, yo también"

Eso le dije después de que me dijo eso que tanto trabajo me cuesta -desde siempre- decir; aclaro: no porque no lo sienta, es que nomás no pasa de la garganta.

Le hablé de mi temor al tiempo, de mis escudos de palabras, de mis evasivas pasadas y de mis enfrentamientos internos sobre el simple hecho de decidirme o no a vivir los momentos.

Y eso fue lo que me respondió. Sin miedos, sin evasivas, sin escudos, sin represiones de ningún tipo.

Y me habló de grandeza, de esperanza, de comprensión, de complicidad.

Me quedé sin qué decir. Supongo que fue bueno, porque -lo confieso- siempre tengo algo qué decir, siempre tengo una forma de escapar de pláticas serias, más si siento que me puedo comprometer... pero esta ocasión, me quedé en silencio (silencio de palabras y de pensamientos, mas no de sensaciones), me sumergí en el tiempo, en el momento.

Never before

Sin embargo, sigo sin poder decírselo. A pesar de sentirlo tanto como mis manos sobre el teclado, sigo sin poder lograr que las palabritas salgan de su escondite en mi garganta. Paciencia me dijo con sus manos.

Y yo asentí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te preocupes.
Yo lo se.
......